El papel higiénico
Este fue
inventado en 1857 por el estadounidense Joseph Cayetty. Sin embargo, tuvieron
que pasar décadas para que su uso se implantara. Las razones de su escasa
aceptaación fueron varias. Por un lado, se comercializó empaquetado en hojas
individuales y bajo una publicidad poco acertada: por otro, la gente estaba
acostumbrada a utilizar las hojas de los periodicos para tal fin.
Pero a
finales de siglo, los hermanos Scott volvieron a maquillar el rollo de papel
higiénico. Empezaron a venderlo empaquetado y envuelto en un formato atractivo
que disimulaba su contenido, lo que evitaba comentarios jocosos e irónicos. Incluso,
para prestigiar el producto, le cambiaron el nombre por el de Waldorf Tissue,
que luego pasó a llamarse Scott tissue. Las ventas se dispararon pero, eso sí,
apoyadas por una publicidad ingeniosa en la que una niña decía la siguiente
frase: "En casa de mi amiguita Leslie tienen una cosa preciosa, mamá, pero
su papel higiénico lastima..."
El papel higiénico tal cual lo conocemos hoy en día ha experimentado un gran desarrollo a lo largo de los cerca de 170 años que han transcurrido desde su invención. A la doble capa del papel (incorporada en 1942) se suman tecnologías punteras que aportan mayor suavidad y absorción (como la UCTAD, desarrollada y patentada por Kimberly-Clark). La última innovación del producto supone incorporar loción de karité, un fruto natural con reconocidas propiedades cosméticas.
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